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miércoles, 14 de marzo de 2012

ITINERARIS

¡Hemos empezado!

     A pesar de la fatídica fecha (martes y trece), a la que a primera hora de la mañana mi torpeza y el estrés parecía que iban a hacer honor, ayer por la tarde presentamos ITINERARIS:


     A primera hora de la mañana lo abrí para añadir unos detalles. Sin querer me cargué la faena (el cursillo empezó la semana pasada, pero mi "feeling" con las TIC sigue fallando)

     Minutos antes me percaté de que había olvidado en casa la bolsa con la ropa y el material de la bici. Me quedé muda en clase de 2º de Bachillerato, literalmente sin habla, pasando las hojas del libro sin saber lo que buscaba. Sí, buscaba mi culotte, pero eso ya no tenía remedio.

     Me había levantado a las 6 de la mañana para prepararme la comida para todo el día, con la intención de hacer una ruta que partiese de Olocau y descansar luego un rato en las afueras del pueblo tranquilo. ¡Y ahora me iba a tener que volver a casa y comérmela recalentada! ¡Toda la semana entrando y saliendo mañana y tarde de la urbe en fallas!

     Cuando conseguí reaccionar, puse trabajo a mis alumnos y me dediqué a recuperar el mío. Restauré "Itineraris"; pensé en el termo de café que tenía en el coche: un cafenet después de los meses de abstinencia me cambia el color de las cosas. Me lo fui tomando mientras conducía hacia Olocau: haría la ruta sin culotte, sin guantes, sin buff, sin maillot, sin protector solar, sin GPS... Siendo positiva, ¡nunca me había costado tan poco cambiarme!

     Así el martes y trece se convertiría en una anécdota, como el día que subí la Vigueta con manoletinas porque había olvidado los zapatos. Ahora nunca se me olvidan; muchos sábados, cuando más ilusión me hace la ruta, miro atrás para cerciorarme de que los he cogido.

     Subí a Gátova por el Alpe d'Huez y Las Navas. Bajé por carretera hasta coger el barranco que lleva a la ruta de Hoya. 43 km, 935m de ascenso acumulado, 3h15' (el crono que en temporadas anteriores me costaba con la vuelta por carretera, notablemente más fácil) ¡Es que pensaba que cuantas menos horas estuviera sobre el sillín, menos me dolerían mis partes, je, je, je! Y pedaleaba con ánimo, no fuera que alguien me viese con aquella indumentaria y se preguntara a dónde iba la xiqueta de esa guisa, esta no tiene ni idea de lo que es la bicicleta de Montaña.

     En detalles como este voy recuperando poco a poco lo que era, no sólo físicamente. ¡Quién diría que hace un año me ahogaba!¡Daría lo que fuera por no haber conocido el dolor y tantas soledades! Quizá sea posible buscarles un rinconcito de la memoria donde no molesten.

     Gracias a todos los que habéis hecho posible Itineraris. Gracias por volver a caminar con nosotros año tras año. Gracias a Pakiyo, por la ventana con vistas al valle tras la cual fue posible que yo recuperara la serenidad suficiente para crear ladelastrenzas, y por su compañía mientras lo hacía.

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