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domingo, 24 de junio de 2012

MIS MARTES: FIN DE CURSO

Era el último martes que podía hacerlo, después de varias semanas saliendo hacia la Calderona desde la ciudad, para descansar algún día del coche. Así que, a pesar de la intempestiva tarde del lunes y del suelo que amaneció mojado, seguí adelante con el plan de rodar por la Sierra de Espadán.

Había elegido, por fin, volver a visitar la casa Mosquera. Los alrededores de Azuébar se quemaron durante los meses de la lesión (creo haber oído que más de una vez, aunque quizá fueron los baches de mi psique); pensé en acercarme cuando pude empezar a andar, pero temí no soportar en aquellas circunstancias la imagen de ese entorno devastado. Solíamos llegar allí desde casa -¡qué cerca quedaba un paraje tan hermoso, tan recóndito!-; no había vuelto desde que me separé.

Madrugué como si me fuese a los confines del Universo, con la misma ilusión y el mismo deseo de que al último Mismartes lectivo le cupieran un sinfín de actividades. Amaneció, mientras conducía, un día atípicamente oscuro y frío para estas fechas. "¡Qué lejos queda ahora la Mosquera!", pensé con toda la melancolía acumulada las últimas tardes de cielo gris. Me vino a la mente una frase de Marcial, de buena mañana, sin proponérmelo, un latinajo puro y duro que aprendí en COU. La jornada prometía: escribiría aquella reseña.

A las 8 ya estaba aprovisionando en el horno de Azuébar (visitar las panaderías de pueblo se ha convertido en el primer aliciente de las rutas), después de haber llenado unas cuantas garrafas de agua en la planta envasadora.

Km 0: Parque de Azuébar. Tomamos la carretera girando a la derecha, en dirección Chóvar.

Truena a lo lejos, en dirección a las espesas nubes que deben de estar sobre la carretera nacional por la que he venido desde Valencia.

Km 0,250: Sale pista asfaltada a la izquierda, que pasa por el Área Recreativa del Carbón  (425m). Continuamos por asfalto hasta el Km 2,8, donde veremos un panel de madera que indica "Almedíjar" (por aquí apareceremos al regreso) Continuamos recto. En el km 4 el asfato se convierte en tierra. Pedaleamos en suave ascenso.

A los 20' paro a estirar. En este momento crucial chispea; meo y me pongo el chubasquero con calma, disponiéndome a que empeore: quizá la Sierra me recibe así por algo, acorde a mi estado de ánimo o la ausencia de todos estos años. No importa, la recorreré como se encuentre. Constato con alivio que el fondo del barranco -bosque mediterráneo original de gran biodiversidad- no se ha quemado.

Por no entretenerme demasidado, a la vista de las condiciones metereológicas, renuncio a hacer fotos en pro de marcar los waypoints (¡lástima, porque a pesar de visualizar la ruta perfectamente, Wikiloc no me los reconoce) Las imágenes son "de archivo".

Km 7,2: Después de alguna corta rampa más, desembocamos en otra pista. Giramos a la derecha para rodar los 200m que nos separan de la Casa Mosquera.


BTT Misjueves

Pensé que al llegar a este punto lloraría. Incluso me vendría bien. Algo pugna por salir estos últimos días, sereno y necesario, no sé, será el síndrome postmenstrual, el cambio de estación, la crisis de los cuarenta... Tal vez la perspectiva de otro verano sin poderme hacer ilusiones. ¡Quizá mi Vida ha perdido la "calidad" para siempre, por mucho que yo me esfuerce en recuperarla! En fin, "mientras haya salud...", me repito, fiel a mi promesa de no abatirme por nada mientras la haya. Aunque ha dejado de llover, la nube apremia y el estímulo de sacar la ruta adelante acaba impidiéndome llorar.

En la Casa Mosquera festejaban las cuadrillas el final de la recogida del corcho. Visito la era donde tantas veces comimos y sesteamos, mostramos la propiedad a los amigos como si fuera nuestra. ¡En verdad merece traerse hasta aquí la fiambrera y la Voll-Damm o un buen trago de vino! 

Camino y la Fuel

"Intactas quare mittis mihi, Polla, coronas?
A te uextatas malo tenere rosas".
(Marcial)

"¿Por qué, sin haberlas tocado, me envías, Pola, coronas de rosas?
Deshojadas por ti prefiero tener las rosas en mis manos".

Yo también me quedo con las historias deshojadas (las que se vivieron, con todas las consecuencias, salieran como salieran) Aunque a veces somos tan necios o tan jóvenes que arrancamos los pétalos a manotazos, convencidos de que mañana amanecerá intacta la flor que pisoteamos hoy. Creo que la virtualidad (donde las vidas se truncan y se reinician con un clic, ya ni siquiera hace falta insertar otra moneda) favorece esta inmadurez, en algunos casos innata e irremediable.

Me sorprende gratamente haberme fijado en estos versos en la "edad poética", el curso en que me decidía definitivamente a dedicarme a la Literatura. Me alegra que ya entonces prevaleciera la Vida real. ¡En aquella adolescencia de hace 30 años se nos permitían Vivir tan pocas cosas, que era fácil abandonarse sin oponer resistencia a la quimera de las palabras y los "días de mañana"!

Retrocedemos hasta el cruce y continuamos recto. Vale la pena girarse a contemplar el fondo del valle.


Casa Mosquera

Km 8,8: carretera que enlaza Almedíjar (a la izquierda en descenso) con Ahín (a la otra parte del puerto) Giramos a la derecha y remontamos por asfalto hasta el Collado de la Ibola.

Ayer cené apenas la acostumbrada ensalada, sin tener en cuenta, como en los viejos tiempos, la salida de hoy. Reconozco la hambruna que entonces no identificaba con la falta de hidratos. No tendré una mañana muy lúcida si no paro a comer. Aprovecho para leer el panel informativo que han colocado en la cuneta, mientras almuerzo tranquilamente.

Km 12,2: Coronamos y tomamos pista descendente a la izquierda. Pronto empezará a subir y estas rampas sí acumulan sensiblemente desnivel. Es la pista que bordea la falda del Pico Espadán. En el km 12,5 dejamos a la derecha una pista que posteriormente por senda nos llevaría a su cumbre; continuamos recto. En el km 16, 9 nace a la izquierda una pista señalizada "Fuente La Parra", que utilizaremos en la variante corta de esta ruta (que el sábado me acompañará a investigar Raúl); seguimos recto por la principal.

Collado de la Ibola o de Ahín

Cuando supe que necesitaba la Montaña y empecé a salir sola, subir por este camino a Espadán era prácticamente la única excursión que conocía. Aquí repasé por última vez el tema que me salió en la oposición. Recorrí muchas veces en solitario esta pista, antes de conocer a gente con la que salir a la Montaña habitualmente; añoraba algo que todavía no conocía: mi grupo de senderismo, mi peña, misjueves, mi pareja... Otra forma de socializarse. Seis veces corrí esta pista bajando del pico en la maratón; la última iba a podium. Incluso con mis alumnos la he andado. Pero nunca la había rodado.

Km 19,4: Collado de la Nevera, carretera que une Algimia de Almonacid con Alcudia de Veo. La tomamos a la izquierda, en descenso. En el Km 21,2 dejamos a la izquierda la Fuente de la Calzada, bonita área recreativa al fondo del barranco.

Km 25,4: Algimia de Almonacid.

Entro en la localidad a tomar un cortado. A estas horas frecuentan el bar dos grupitos de mujeres, hablan de bajar a la ciudad (Segorbe) a hacer la compra. Escucho con gusto los topónimos de la zona, los desplazamientos cotidianos, como si me estuviera "aclimatando" de nuevo.

Volvemos a la rotonda por donde hemos entrado al pueblo (a quien no le apetezca "avituallar" puede seguir desde aquí) y tomamos un camino a la izquierda. El camino hasta Vall de Almonacid está casi todo cementado, como la mayoría de rampas duras de esta segunda mitad del recorrido.

Km 26,1: derecha.

Km 26,2: derecha.

Km 26,4: izquierda.

Km 27,8: dejamos a la izquierda Vall de Almonacid y giramos a la derecha por el Camino del Santo. Fuerte pendiente cementada.

Km 29,6: izquierda.

Km 30,1: derecha.

Km 34,6: carretera Segorbe-Castellnovo-Collado Ibola-Almedíjar-Ahín (la misma que tomamos al salir del valle de Mosquera) Giramos a la izquierda. Si retrocediéramos un poco en dirección Castellnovo podríamos evitar este tramo de carretera, yendo por el Barranco del Cañar, paralelo a la misma (esta ruta coincide en varios tramos con la Maratón de Espadán)

Km 35,9: Almedíjar. No entramos, lo bordeamos sin dejar la carretera.



Km 36,2: Giramos a la derecha en dirección a la Fuente del Cañar. A los pocos metros sale una rampa pronunciada a la izquierda, empedrada; nos hacemos el ánimo de abordar la última subida, que a simple vista asusta, pero no se hará larga. Seguimos el camino principal hasta coronar.

Km 37,5: Coronamos. Cruce en forma de Y, tomamos a la izquierda para empezar a descender en picado, siempre por la pista principal. Las curvas más pronunciadas están cementadas.

Km 40,2: Llegamos a la señal de madera que indica "Almedijar", por donde pasamos al comienzo de la ruta. Tomamos a la derecha la pista asfaltada del Área Recreativa del Carbón.

Km 43,1: Azuébar.

Había pensado invitarme a comer, sestear un rato, dedicar la tarde a comprar en las cooperativas de la zona y, de paso, ir tanteando las casas en venta. Pero el tiempo no acompaña, así que decido ir al grano y llegar a casa a hora de regar con una Voll-Damm una hamburguesa completa.

"Sería bonito acabar una excursión a orillas del Palancia y quedarse a dormir aquí", escribí hace diez años, en la reseña de la primera ruta que llegué pedaleando a la Nevera de Castro ("Nos conocimos encima de una nevera...") y entré a conocer Sot de Ferrer (¡Nunca he añorado tanto como el hombro junto al que me acostumbro a caminar!)



Recorro en coche Sot de Ferrer, no ha dejado de ser el pueblo que más me gusta cerca de Valencia. No debo de ser la única que piensa así, pues, mientras la crisis ha puesto en venta segundas residencias en casi todas las localidades, aquí no hay ningún cartel. Observo con estupor la una rotonda monumental erigida en la entrada que viene de Soneja.

El proyecto va tomando forma sin prisas. Durante estos años he pensado que no quería irme a vivir al campo sola; pero, al fin y al cabo, han terminado por imponerse las mismas máximas con las que emprendí otros Caminos:

1.- Más vale ir solo que quedarse sin ir.
2.- Más vale solo que "desacompañado".

No debí postergarlo demasiado. Yo nunca he dejado de cumplir mis sueños por no hacerlo sola. Tal vez si la enfermedad no me hubiese debilitado tanto... Mi pareja dependía hasta tal extremo de mí que me preguntaba con añoranza si nunca volvería a rodar un Camino sola. ¡Nunca pensé que serían tantos! Hace ya tres años y medio que me separé. A veces pienso que la Vida castiga la fuerza de mi carácter.

Vuelvo a cruzar el Palancia por el puente del otro extremo. Y entonces sí me echo imprevisiblemente a llorar.

"¡Si supieras lo que viví después...!"

Afortunadamente la bicicleta ejerce sobre mí efectos euforizantes y la perspectiva de las próximas salidas seca mis lágrimas antes de llegar a la autovía. He hecho todo lo que he podido para recuperarme física y psíquicamente. He urgado en mis errores hasta el tormento para no volverlos a cometer: me he explicado largo y tendido lo que hice y por qué; mientras haya salud, me aplicaré, como prometí, en la coherencia. Pero hay algo que no podré hacer yo (yo nunca he podido justificar el sufrimiento, perseguir la "santidad"), hay algo que no me dará la Montaña ni las metas conseguidas ni siquiera Camino -ahora lo sé y espero con calma-, hay algo que vendrá de otro Ser Humano, de una caricia, de una mirada: entonces entenderé por qué el Camino dio tantas vueltas, por qué tuve que caer tantas veces, y seré capaz de celebrar que así haya sido.



Track: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=2991195
43,1 km., 1186m ascenso acumulado, 3h38'

Variante corta: menos kilómetros pero más montañera y casi con el mismo desnivel. Alguna rampa de tierra del 20%:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3001319
33,33 km, 1089m ascenso acumulado, 3h

¡Ojo con los tiempos de Wikiloc: no son los tiempos en movimiento!










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